La mallega es una de las tradiciones que se mantienen en Ibias por la fiesta que celebran en San Antolín el segundo fin de semana de agosto, mes de la siega por excelencia, para recordar el proceso en el que se trillaban los cereales de forma tradicional antiguamente en el municipio. En la celebración recrean todo el proceso, desde la recogida del cereal hasta la ‘mallega’ con ‘malles’, utensilios para golpear el cereal para que suelte el grano. Los vecinos participan en la recreación de la mallega del trigo y el centeno en el reciento ferial del Foxo. El año pasado se contó con un molino para moler el trigo y un taller de elaboración de pan para los más pequeños.

-Explíquenos el proceso de la mallega.

-Antiguamente este proceso se realizaba en todas las casas, el cereal se almacenaba para ir consumiéndolo en forma de pan durante todo el año. El centeno o trigo se sembraba en octubre o noviembre y la recogida solía ser en julio. Actualmente el Ayuntamiento mantiene la tradición y para ello se siembran dos hectáreas de centeno y trigo en un terreno del monte, y lo recogido se utiliza para celebrar la fiesta y para guardar el grano para la siembra del próximo año.

-¿La recreación es al estilo tradicional?

-Sí, porque aunque después se mallaba con máquina, en la representación lo hacemos como antiguamente, a malle. El cereal se extiende por el suelo y lo golpeamos con el malle, que es un utensilio que consiste en dos palos ‘xuncidos’ por el medio. Hay que recoger el grano del suelo, limpiarlo con una máquina, echar la paja al tractor y el grano se guarda para sembrar al año siguiente.

-¿El pan era un alimento básico?

-Antiguamente era lo que se comía, el cereal se mallaba, se llevaba a la panera, algunos tenían donde guardarlo en ‘tuñas’, y se iba consumiendo saco a saco, lo llevábamos a moler y luego se elaboraba la ‘fornada’ de hogazas de pan que podían durar entre una semana y quince días. Y si se recogía poco grano, lo había que estirar para el año.