Juan Manuel Vallina: “Cerrar el ciclo siempre es positivo, da algo más de ganancia”

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Gijón cuenta con una extensa zona rural donde aún se mantienen ganaderías como es el caso de Santurio. Juan Manuel Vallina Rodríguez, natural de Somió, gestiona junto a su esposa Begoña Piñera Lavandera una ganadería de Asturiana de los Valles doble grupa con dos CEAS, uno de ganado de vida de 237 animales y un cebadero de 54 terneros. Realizan el ciclo completo, “cerrar el ciclo siempre es positivo y da algo más de ganancia”, afirman, y realizan la comercialización a través de masymas. Ambos proceden de familias ganaderas de producción láctea, pero Juan Manuel se inclinó por el ganado de carne y a la jubilación de sus suegros apostaron por ello siendo socios de ASEAVA y perteneciendo a IGP Ternera Asturiana. “Cuando mis padres se jubilaron, la estabulación de terneras pintas se remodeló y se hizo el cebadero y a partir de ahí fuimos ampliando la ganadería”, explica Begoña.

Disponen de 206 hectáreas, “muchas de ellas arrendadas” y teniendo en cuenta el terreno del puerto ya que realizan trashumancia desde hace 20 años. Sus animales están distribuidos entre Santurio, Somió, Deba, una casería que tienen en Cabranes y en verano suben animales al puerto de Camayor y Cerveriz, cerca de los Lagos de Saliencia (Somiedo).

Un manejo un tanto “complicado”, más si tenemos en cuenta que en Gijón, tienen fincas relativamente cerca de zona urbana y mueven animales por carreteras con cierto tráfico.

“A los 6 meses con el destete, las terneras para reposición o las que se venden para vida se dejan con las madres en el prado y el resto de terneros van para el cebadero. En verano para el puerto llevamos algunas novillas y las vacas secas. Las crías y vacas próximas al parto se quedan aquí”, comentan.  En invierno estabulan las vacas que van a parir, y progresivamente van sacando los terneros, “llevamos los partos escalonados a lo largo del año”. El resto de animales pasan el invierno en los prados y les alimentan con bolas de hierba si no tienen pasto, “los terneros siempre están en zona de pasto”.

Realizar trashumancia a pastos que salen a subasta en Somiedo les permite que sus pastos de Gijón descansen o se sieguen para hacer bolas de silo o hierba para el invierno. Este año han subido a puerto cinco camiones de animales. “Hay que atender el ganado de aquí, e ir a ver dos veces por semana el ganado del puerto. A ellas les gusta estar allí, a muchas les coincide libres de terneros y cuando las descarga el camión ya conocen y saben el camino. Allí están bien y bajan gordas. De no hacer trashumancia, aquí habría que moverlas muy de continuo y no tendríamos pasto para hacer hierba”, comenta Begoña.

A Juan Manuel Vallina le gusta seleccionar su ganado. Gran aficionado de los concursos, participa en el de San Antonio de Gijón, ya que es algo que “necesita de tiempo y dedicación, las vacas hay que prepararlas, tienen que estar cebadas de tiempo, y aunque son nobles, entrenarlas para hacer buena pista”. Desde que se retomó San Antonio, su ganadería ha obtenido varios premios en los últimos cuatro años, en los que siempre ha conseguido el de Mejor Criador, un par de años el de Mejor Lote y en una ocasión el de vaca con cría, además de once primeros premios y varios segundos y terceros.

Con respecto a la situación actual de incertidumbre con los precios afirman que “de momento todavía no nos ha influido. Pertenecer a IGP Ternera Asturiana a la hora de vender la carne da al cliente tiene más seguridad”.

Raíces de producción láctea

José Manuel Piñera Menéndez, padre de Begoña, compró por el año 1962 al Conde de Revillagigedo la casería en Santurio, llamada antiguamente Casa Antón de Medero. Fue socio fundador y compromisario de Central Lechera Asturiana y estuvo en activo hasta el año 2000, fecha de su jubilación. Piñera rememora que en la década de los años 50 Santurio contaba con 21 caserías, “todas de producción agrícola”. Actualmente 15 vecinos tienen ganado vacuno, tres de ellos profesionales. También fue presidente de la asociación de vecinos durante 18 años, y es que Santurio se caracteriza por ser un pueblo bien avenido y colaborativo, por ello este año se presentan a Premio Príncipe de Asturias como Pueblo Ejemplar.