Para la ganadería Badiola los tres pilares de una explotación lechera son la genética, la alimentación y el manejo. Quizá ese sea el secreto de su éxito. Situada en Condres, es una ganadería familiar con 535 animales de raza Holstein (frisona), vacas con un pedigrí que la han convertido en una de las explotaciones más prestigiosas del país. Su media de producción diaria ronda los 37 litros por vaca y día a dos ordeños con una media de producción anual de 12.300 litros. Su leche tiene 3,90 de grasa y 3,35 de proteína, con las células somáticas por debajo de las 140.000. Cuentan con la media de calificación más alta de Asturias y posiblemente de España con el mayor número de vacas. Aunque la producción es evidentemente una fuente de ingresos, la familia Badiola se siente muy orgullosa de la genética y morfología de su ganadería. “Somos la granja que más vacas excelentes ha hecho en la historia, más de 175 y actualmente contamos con 50. Hemos conseguido ser 21 veces el mejor criador nacional y nueve veces tener la vaca gran campeona nacional. Somos conscientes del prestigio, pero valoramos más el de mejor criador nacional porque la vaca gran campeona se puede comprar y el mejor criador no”, afirma Paulino.

La historia

La historia de cómo nace la Ganadería Badiola es un tanto peculiar. El padre de José Ramón Badiola venía de familia de marinos y navegaba a Irlanda, mientras que su madre descendía de un caserío de Perlora, y tenía un negocio de ultramarinos en Candás. La costumbre familiar era ir a dormir al caserío con los abuelos, así como pasar allí todos sus veranos de infancia. Es cuando José Ramón empieza a aficionarse al ganado. “Ya de niño, cuando el abuelo iba a comprar una vaca me llevaba para que eligiese” relata José Ramón, lo que denota ya su buen ojo. Con el paso de los años su padre empezó a trabajar en Ensidesa y montó un negocio de electrodomésticos. Cuando José Ramón finalizó los estudios, aunque tenía como opción trabajar en un banco, su padre le ofreció que se incorporase al negocio familiar y abrir una mueblería. Aceptó y las cosas les fueron muy bien en los negocios.

La actual ubicación de la Ganadería Badiola, en Condres, pertenecía por aquella época a la familia Moré. En el caserío tenían a un matrimonio que trabajaba con un molino que molía el trigo de Carreño y Gozón; y otro matrimonio que cuidaba la finca con unas vacas de recreo. José Ramón recuerda que “venía aquí con mi abuelo con la xarré y el caballo a moler el grano. De niño pensaba, quién pudiera tener esto. Pasaron los años y tenía presente que cuando tuviese dinero, me gustaría tener una granja de vacas para recrearme”. La casa y la finca se vendieron y José Ramón en aquel momento no pudo adquirirla, pero a los cuatro años se puso de nuevo en venta, en el año 1974, momento en el que nacía la Ganadería Badiola.

Los inicios

Los comienzos fueron con vacas asturianas con su ternero culón. “Una preciosidad, pero el rendimiento no cubría gastos para mantener a un matrimonio en aquellos tiempos”, comenta José Ramón. Seguidamente decide comprar las mejores vacas frisonas del mercado garantizadas con 40 litros de leche, pero cuando preñaban se secaban, lo que supuso un segundo fracaso.

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En ese momento y desanimado, un amigo que veía en él madera de buen ganadero, le indica que se va a celebrar una escuela de jueces ganaderos de la raza Holstein (frisona americana) en Madrid y le anima a que vaya. Allí es donde empieza a conocer el mundo de las vacas Holstein.

José Ramón es uno de los pocos ganaderos que consiguió el título de juez, una de sus grandes pasiones además de la crianza, la divulgación al resto de ganaderos de cómo debe ser la selección de la raza y la búsqueda  morfológica de la vaca ideal.
Por otra parte, conoce y se pone en contacto con los ganaderos españoles más importantes del momento como Eduardo Sánchez Junco, dueño de la ganadería el Retortillo (propietario de la revista Hola). Esto le permitió empezar a adquirir las primeras vacas canadienses y americanas. Posteriormente fue adquiriendo otras vacas extraordinarias de un empresario seguidor suyo en los concursos, que había importando vacas de Canadá e Italia. La granja no le fue bien y José Ramón Badiola tuvo la oportunidad de comprarle sus mejores vacas.

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Consolidación y despegue

“El éxito de la granja se debe a ser de los primeros en apostar por vacas Holstein con profundos pedigrís, hacer un buen proceso de selección y tener la habilidad de utilizar la mejor genética en aquel momento para conseguir una buena progenia. Llevamos 40 años haciendo lo mismo”, sentencia Paulino.

José Ramón duda si fue un error arrastrar a sus hijos a la ganadería, pero ellos siguieron sus pasos con total libertad de elección. “A nosotros nos gustaba. Siempre se nos inculcó la pasión por la vaca Holstein y por encontrar la perfección, la vaca perfecta. Él siempre nos enseñó, incluso hacíamos competiciones y llevábamos a los concursos cada uno su ternera a ver quién ganaba”, recuerda Paulino.

En el año 1996 Paulino Badiola se incorpora a trabajar en la granja tras finalizar su carrera de Veterinaria en Lugo, aunque de siempre estuvo implicado. “Hasta mi padre que las odiaba acabó implicado, cuando compré las vacas le di un disgusto y al final era el hombre más feliz del mundo, decía que de una ganadería daba trabajo y no daba dinero. Sus últimos años estaba orgulloso del progreso”, afirma José Ramón.

Desde los primeros años la Ganadería Badiola apostó por la genética y la tecnificación. Ya en los años 80 hicieron sus primeros pinitos “más con fracasos que con éxitos” en el tema de transferencia de embriones en genética. En la misma época empezaron a utilizar el carro mezclador unifit, que hoy ya es una constante en las granjas, aunque hay muchas todavía que no lo tienen. Fueron de los primeros en tener sala de ordeño para las vacas, y ya en 1984 tenían una nave con arrobaderas. “Hemos intentado coger el tren de la tecnología y todo lo que nos pueda aportar en la profesionalización de la granja”, comenta Paulino.

Telva

Si en la Ganadería Badiola hay vacas destacadas, la más popular es Telva. Nació en Casa Pacho en Luarca, pero su propietario quería que los Badiola le sacasen el máximo potencial posible. “Aunque a veces hay promesas que se quedan en el camino, con Telva lo conseguimos”, confirma Paulino. Fue campeona nacional en el año 2011, y en el 2012 cuando estaba en su plenitud, dos días antes del concurso nacional apareció con los pezones seccionados. Parecía que la solución era la amputación. “Tardamos un año en recuperar a la vaca, mi padre fue el más luchador e insistente para intentar arreglar los pezones haciendo todo lo habido y por haber. Yo era más pragmático diciendo que no iba a tener solución” relata Paulino.

La vaca sufrió siete operaciones y lo resistió, salió en celo y se inseminó con semen sexado preñando a la primera y después de tomar gran cantidad de antibióticos. Tras el parto participó en el concurso nacional volviendo a quedar gran campeona nacional en 2013. “Para nosotros fue reconfortante. Fue la vaca milagro, consiguiendo ser dos veces campeona. Estábamos disgustados porque el año anterior hubiese luchado por el campeonato de Europa y no tuvo esa oportunidad”, comenta Paulino. La vaca parió el año pasado y aunque sufrió un problema de ciego con operación, estaba recuperada para el concurso nacional, pero no aguantó la presión y tuvo la reacción alérgica antes de salir a pista. La vaca no se volvió a inseminar para aguantarla de leche “y hemos conseguido que 15 meses después fuese al nacional de Agropec y se coronase campeona otra vez. Es la primera vaca en la historia de la Holstein española que ha sido campeona tres veces. Sabíamos que era su última oportunidad, con 10 años y más de 90.000 litros de leche producidos, es un récord”, concluye Paulino.

La Ganadería Badiola cuenta además con la mejor familia de vacas españolas de todos los tiempos, las Megates, incorporadas a la explotación en los años 90.

Los concursos

Desde hace muchos años familia Badiola es habitual de los concursos ganaderos. Estos eventos son un punto de encuentro para el sector, donde los ganaderos se comparan para ir detrás de los mejores, y  lugar de comercialización para los animales. Cada año existe más competitividad. Aunque los animales participantes son muy buenos, tienen que ir preparados al 100% y al final decide el juez.

“Los concursos siempre los vivimos con mucha intensidad, pues es la culminación de un trabajo de muchos meses. No solo son los días del concurso. Nunca lo tienes todo controlado, pues las vacas son animales vivos y a veces te juegan malas pasadas”, explica Paulino.

José Ramón Badiola participando toda su vida en concursos reconoce que el nivel que ha alcanzado su ganadería es complicado de mantener, pero continúa trabajando con la ilusión de hace 42 años cuando adquirió la finca en la que está su ganadería. Mucho trabajo y entrega, constancia y saber hacer han elevado a esta explotación a ser un referente regional y nacional en raza Holstein.