Cuando vemos los animales con campanas, ‘campanus’ (cencerros), campanillas, ‘zumbas’ o ‘lluecas’, no podemos imaginar el arte y oficio que conlleva que dichos utensilios o instrumentos musicales suenen de manera agradable. Francisco López reconoce que es un oficio que le gustó desde pequeño y ahora lo realiza por “devoción”, más que nada “por continuar la tradición y para que el oficio no se pierda”. Oriundo de Pie de la Sierra de Llanes, actualmente vive en Villaviciosa.

-¿En qué consiste su trabajo?

-Afino todo tipo de campanas. Nada tiene que ver cómo vienen de fábrica, a cómo tienen que sonar. Cualquier ‘campanu’ es un instrumento musical, unos son más alegres que otros, pero tocándolos juntos suenan diferentes, en muchas ocasiones van emparejados. Las campanillas lo mismo, no se parecen en nada, una es macho y otra hembra, pero las tocas juntas y el sonido va en consonancia. Una campanilla suele tener de nueve a diez notas para que enganche una con otra. Si la campanilla tiene menos notas es difícil emparejar, cuantas más notas tengan, más fácil enganchan unas con otras.

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-¿Cómo aprendió el oficio?

Muy fácil, yo nací en un pueblo de Llanes y en El Cuera había un señor que machacaba los ‘campanus’. Yo con 9 ó 10 años, en vez de ir a jugar al fútbol, iba a ver cómo trabajaba, mi padre me compraba una botella de vino y una caja de ‘caldu’ del papel amarillo para llevarle, y yo me iba a ver y aprender cómo hacía. Él trabajaba y me mandaba casi a medio kilómetro a tocarlos a ver cómo sonaban, fue una afición de siempre, pero tuve otras ocupaciones hasta ahora que lo hago por devoción.

-¿Hay muchos tipos de campanas?

– Hay varios tipos de campanillas y ‘campanus’: las grandes son las ‘zumbas’, el campanu es recto, la medida tiene que ir en consonancia con las voces que vas a sacar. Las voces de las ‘zumbas’ son diferentes en cada zona. Tenemos ‘zumbas’ cabraliegas, y los de Llanes trabajamos la ‘zumb’a o ‘campanu’ porruano, muy diferente. Pero hay que trabajar para los clientes de toda la región. Además, cada campana es diferente según el animal que la vaya a llevar. Por ejemplo para las vacas se utiliza un ‘campanu’ con las voces fuertes, para ovejas es un ‘campanu’ más reposado, y para las cabras, como son un animal que corre más, se le pone el ‘campanu’ más avanzado con las voces más locas. También están las ‘collarelas’ o ‘lloqueras’ para las parejas de bueyes.

-¿A qué ferias acude?

-A San Agustín a Avilés es el primer año que acudo, pero vine 28 años con queso, mis hijos tienen la quesería Picu Urriellu. Voy a las ferias de Corao, a Cangas del Narcea, al Puerto de Somiedo…

-En Asturias, ¿hay más personas dedicadas al oficio?

-Hay una parte de Asturias, donde están los ‘campanus’ (cencerros), de Posada de Llanes hacia Panes, en el occidente las llaman ‘lluecas’. Yo arreglo ‘campanus’, no soy especialista, pero en mi zona hay un especialista que aprendió con el mismo profesor que yo. También hay un chavalín, muy joven, de la zona de Sotres, familiar mío, que apunta maneras, otro en Poo de Cabrales, y otro en Benia de Onís. Hay que tener oído para ello.

-¿Qué precio puede tener un ‘campanu’ o una campanilla?

-Los precios oscilan entre 10 y 60 euros. Tengo campanillas hechas en la Fábrica de Armas de Trubia que tienen alrededor de 300 años, son más de exposición, no me interesa ni venderlas. El otro día en la feria de Oles, vino una chica madrileña que las quería llevar de exposición y le dije que de Asturias no salían, y si salen de Asturias van conmigo.