Asturias dispone de una gran superficie forestal de castaños. Hace tiempo que se perdió la costumbre de cuidarlos, ya que las castañas en la región apenas se consumen, salvo a nivel particular en temporada. Los frutos válidos para el consumo son aquellos de ejemplares injertados y son escasos. El cambio climático también influye a la castaña, y aunque en condiciones normales la recogida se realiza desde el 20 de octubre al 20 de noviembre, este año se ha adelantado la cosecha. En Suroccidente Agrícola han sido los pioneros en recuperar la comercialización de castaña en su zona, “evidentemente porque existía demanda”, explica José Ramón Martínez, gerente de Suroccidente Agrícola.

La demanda de castaña en el ámbito internacional se está incrementando. Una zona potencialmente destacada en este mercado es El Bierzo, donde tienen una IGP del fruto. Hace cinco años surgió una primera demanda de castañas a Suroccidente Agrícola desde la zona del Bierzo y pusieron en marcha la recogida desde sus instalaciones en Cangas del Narcea. Desde hace tres años, ya comercializan directamente la castaña que recogen a fábricas de transformación.

“En el otoño de 2015 vendimos 120 toneladas de castañas, fue la temporada más productiva”, comenta el gerente de Suroccidente Agrícola. Básicamente recogen las castañas que les llevan de la zona de Cangas del Narcea, Pola de Allande, Ibias y Tineo. “Existen empresas que ya se están interesando en el sector de la castaña con proyectos a corto y medio plazo, se trata de recuperar y potenciar el producto en Asturias. Habría que recuperar los montes para implantar castaño injertado con variedades nuevas de gran calidad y alta producción que se imponen en el mercado, y que en tres años ya podrían estar produciendo. Creo que la castaña tiene futuro en la región y si los montes se cuidan además de un complemento económico se evitarían los incendios”, concluye José Ramón Martínez.

Actualmente la castaña tiene muchas utilidades en el mercado. Además de su consumo en fresco, tradicionalmente asada, que es la que más valor y demanda tiene en las ciudades, hay que añadir la demanda en alza de la repostería y hostelería para la elaboración de postres y dulces. La castaña de menor calibre se utiliza también como complemento de piensos, sobre todo para la alimentación de cerdos ya que aporta a los jamones un valor añadido.

Proceso de recepción y control

Paula Fernández Álvarez es la responsable de tienda agropecuaria en Suroccidente Agrícola y se encarga de supervisar todo el proceso de recepción y control de las castañas que les llevan. Los precios varían a lo largo de la temporada dependiendo de la demanda. Los requisitos básicos es que sean castañas sanas y pasen el control, ya que se exige una determinada calidad, independientemente del calibre del fruto.

“Los proveedores llegan aquí con las castañas en sacos. El primer paso es el pesado en báscula. De cada saco se cogen una muestra aleatoria de diez castañas, y se analiza si están defectuosas ya sea podridas, partidas, con ‘bicho’… si más de dos castañas de esas diez castañas no están en perfectas condiciones no recogemos ese saco.  Las castañas que superan el control pasan a la cinta transportadora y de ahí a la tolva. Cuando ésta se llena se descarga en otra tolva más grande para posteriormente realizar el proceso de envasado en sacos especiales que transpiren y mantengan la castaña fresca. Posteriormente se paletizan hasta el día que se llevan a la empresa compradora”, explica Paula Fernández.