La moda de las foodtrucks llega de Estados Unidos con paso firme. No ruedan, ni siquiera están matriculados. Su habitáculo se emplea como alacena y en el ajustado interior hay que acomodar los útiles de cocina. Aunque queda poco espacio para moverse, su innegable atractivo les hace indispensables en cualquier acontecimiento que se precie. Estas pequeñas camionetas de estilo vintage remodeladas para hacer el uso de cocina o bar, ideadas para el medio rural americano hace dos siglos, se instalaron en 2016 en Remolques Ladislao, empresa líder en la venta y alquiler de remolques con una amplia trayectoria, que lejos de estancarse rellena desde entonces un nicho de negocio en auge, un modelo en expansión. Esta iniciativa surgió “por el gusto de la cocina y, junto a nuestra línea de remolques, se ha innovado con la restauración de furgonetas antiguas para transformarlas en foodtrucks”, destaca Alberto García Peláez, responsable del producto.

La firma tiene preparada una pequeña flota de vehículos totalmente equipados, procedentes del sur de Francia, modelo Citroën HY, que se han restaurado respetando el estilo, cuidando al máximo la esencia para mantener su origen antiguo y con una decoración muy trabajada. Se da la opción tanto de alquiler como de compra aunque lo habitual es el préstamo para algún evento en concreto. “Es lo que prefieren, para algún fin de semana o alguna fiesta”, apunta García Peláez. El periodo de tiempo, a demanda del hostelero: por mes –una de las camionetas se va dos meses a Madrid-, para un fin de semana o para un día. Asimismo, Ladislao da la opción de crear tu propia foodtruck, tipo camión americano Chevrolet, adaptada a cualquier remolque y a las necesidades del cliente.

Emprendedores que quieren iniciarse en el mundo de la hostelería de una forma sencilla, con una opción menos arriesgada y más económica que abrir un establecimiento, sin inversión en local ni en equipamiento, o cocineros con solera que quieren ofrecer al consumidor otro tipo de cocina, una alternativa más creativa, como un servicio de catering en una boda o servir los aperitivos desde el foodtruck conforman el perfil de usuario habitual para este tipo de restaurante a cuatro ruedas.

Desde hamburguesas a comida mejicana

Las foodtrucks, cuyo antecedente más claro son los camiones que repartían los helados, pueden ofrecer cualquier tipo de comida, y Remolques Ladislao da la opción “tanto para la venta de hamburguesas o comida mejicana, como perritos y comida vegetariana, e incluso ensaladas”, explica el gerente, que añade que “las ofrecemos con toda la maquinaria para poder explotarlas”. Ellos se encargan de la materia prima y “nosotros se la llevaríamos a donde quieran”. No es un restaurante al uso, pero prima la calidad de la cocina y el disfrute, una experiencia gastronómica rápida e informal, pero fresca y de calidad. Una furgoneta original, que arranca, estará trabajando en la Feria de Muestras. Allí se podrá aseverar la relevancia, estética e utilidad de estos vehículos de cuento, manchados con el encanto del óxido que ataca sutilmente a la vieja carrocería, y disfrutar de la gastronomía a pie de calle, sin formalismo.