Además de dirigir Sidra Cortina, Tino Cortina preside el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Sidra de Asturias. Esta empresa de tradición familiar ha evolucionado en su historia alrededor de la manzana incrementando el negocio además de la elaboración de sidra con la parte gastronómica en su sidrería y espichas en el propio llagar además de ver el filón de los que se denomina ‘Sidraturismo’ con visitas guiadas que divulgan la cultura de la sidra en Asturias explicando al visitante todo el proceso de elaboración. Tino Cortina reconoce que el sector sufre de “carencias y debilidades por resolver” y a la vez espera que el futuro sea “halagüeño”.

-¿Cuáles son las raíces históricas de Sidra Cortina?

-Mis tatarabuelos ya hacían sidra, pero fue mi abuelo el que empezó a comercializarla en 1952. A partir de ahí mi padre, Eloy, fue el verdadero impulsor de la enseña familiar.

-¿Siempre tuvo claro que quería continuar con el negocio familiar?

-Desde pequeño me gustó y en el momento en que enfoqué mis estudios al negocio ya no hubo marcha atrás. A mi familia le costó mucho sacrificio prosperar. Yo estoy orgulloso de continuar su labor.

-De todo el proceso de elaboración, ¿cuál es el momento que más disfruta?

-Sin duda la época de la manzana. Es el momento de mayor responsabilidad y carga de trabajo, pero todos los años se renueva la ilusión cuando empiezas una nueva campaña.

-¿Cómo se presenta la cosecha de este año?

-Francamente escasa. El exceso de cosecha del año pasado nos está pasando factura, así que nos encontraremos con un 10% de las manzanas que hubo el año anterior. Es una oscilación insostenible que debemos atajar.

-Además de sus diferentes marcas de sidra natural, ¿qué es y cómo está funcionando la sidra de hielo?

-La sidra de hielo es un producto elaborado a base de manzana fresca, cuyo mosto se congela, triplicando la concentración de azúcares. El resultado final, después de la fermentación es una bebida muy noble, de 12 grados de alcohol y una acidez y dulzor que maravilla en aperitivos o acompañando postres.

-Son una de las marcas de referencia en Asturias, de los numerosos galardones que ha recibido ¿cuál tiene para usted un significado más especial?

-Justo un año después de perder a mi único hermano, ganamos el Elogio de Oro en Gijón. Han pasado ya 15 años, pero recuerdo aquel momento con emoción. Después de semejante desgracia, la vida continúa y te vuelve a dar alegrías.

-Realizan visitas guiadas, lo que denominan ‘Sidraturismo’, ¿es un aliciente para la divulgación de la cultura de la sidra?

-El futuro del turismo asociado a la sidra depende del Gobierno del Principado de Asturias. Se han de convencer de que es un recurso turístico de primer nivel.

-¿Qué momento vive el sector?

-Yo soy optimista, pero también realista. Y el sector sigue teniendo carencias históricas que aún no se han corregido. La vecería, la escasa promoción, la falta de formación, la falta de terrenos idóneos en la zona productora  de manzanas, etc… son algunas de nuestras debilidades. La denominación de origen protegida “Sidra de Asturias” puede brindarnos un futuro halagüeño.