Ramón Artime lleva al frente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Asturias (ASAJA) desde hace casi tres décadas. Miembro del comité ejecutivo  y  tesorero de la organización a nivel nacional durante doce años, en los dos últimos años ha sido presidente de la Interprofesional Láctea (InLac) hasta hace unos días que lo sustituyó en el cargo José Armando Tellado, mientras que Artime continúa como vicepresidente. ASAJA cuenta con 2.000 socios en Asturias.

-¿Cómo les ha afectado la crisis?

-La crisis afectó a todas las organizaciones agrarias, que están en situación complicada a nivel regional y nacional. Los canales de financiación que había llevan a situaciones complicadas. Hay que replantearse el futuro con asociaciones profesionales que ofrezcan servicios a ganaderos y agricultores, tenemos que olvidarnos del número de afiliados, quizá sea mejor tener menos, que sean profesionales y que estén implicados con la organización, hay que tener un criterio más empresarial. Contamos con gente joven que se incorpora al sector y sigue afiliándose, pero también con jubilados que mantienen la afiliación.

-¿En qué medida se incorporan los jóvenes al sector?

-La incorporación de jóvenes es un goteo. El sector lácteo en Asturias estos momentos cuenta con unas 800 explotaciones en las que el titular tiene más de 60 años. Los datos hablan por sí solos. Soy realista, una explotación de leche o de carne que el titular no tenga sucesión el día que se jubila, cierra. Los jóvenes que se incorporan a explotaciones que vayan a ser viables, son pocos, el sector no tiene rentabilidad y una explotación de leche necesita una gran inversión.

-¿Cómo ve el futuro?    

-El futuro viene marcado desde hace muchos años, y los que lo veíamos parecíamos unos catastrofistas. A nivel nacional España tenía 142.000 explotaciones de leche, hoy tiene menos de 16.000, pero éstas producen más que las que había antes. A pesar del cierre de explotaciones, se produce cada vez más, se aumenta la dimensión de las explotaciones. No sé si es bueno o malo, pero vamos por ese camino. Me preocupa si los jóvenes que queden en el sector absorberán la producción de los que cierren o se se dará una deslocalización de la producción hacia otras comunidades autónomas donde es más fácil implantar grandes ganaderías. Aquí hay más ligazón de la producción a la tierra, y otro problema es el medioambiental de absorber. Nos beneficia que tenemos detrás a Central Lechera Asturiana, somos abanderados en España. El futuro pasa por la concentración de cooperativas, en España no podemos tener 4.000 cooperativas, debemos pasar a tener cooperativas de dimensión, al servicio del sector productor.

-¿Qué opina de otras alternativas o segundas actividades?

-Hay explotaciones de diferentes cultivos que están siendo rentables, pero no puede generalizarse. Por ejemplo, el turismo rural en la región funciona, tiene tirón y como actividad complementaria está bien. En el sector de la leche tenemos dificultades, no tenemos tiempo para llevar otra actividad paralela. El sector va a buscar su sitio.

-¿Cuál sería la solución?

-El campo necesita estar más unido para controlar mejor el sector, los ganaderos tienen en sus manos la columna vertebral, que es el producto, sin producto, no hay sector. Hay que luchar unidos. Europa produce mucha más leche de la que consume, hay que crear un movimiento cooperativo fuerte, serio, en condiciones, y las cosas irán mucho mejor. El ganadero debe de participar del valor añadido de su producto de una manera más beneficiosa para sus intereses.

-¿Y la PAC?

-Debería de preocuparnos después de 2020, cada vez estará más ligada a temas medioambientales.

-¿Qué potencial tiene Asturias?

-Su imagen, la marca Asturias vende y Central Lechera Asturiana nos defiende enormemente. La denominación de origen de la leche de Asturias no es posible, pidamos cosas que se puedan hacer. Ternera Asturiana está en muy buen camino, se vende cada vez más, es de excelente calidad. Tenemos carne, leche y región de calidad.

-¿A dónde debe dirigirse el sector?

-La industria española tiene que adaptarse al mercado, e ir a productos que generen mayor valor añadido. El futuro del sector pasa por mercados exteriores. Y Asturias tiene una asignatura pendiente, la reforestación. Una región como la nuestra no puede tener un metro cuadrado productivo como improductivo.